No confiaré by Raúl Garbantes

No confiaré by Raúl Garbantes

autor:Raúl Garbantes [Garbantes, Raúl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Policial, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-15T00:00:00+00:00


10

A la media hora salíamos del Departamento Forense la agente Willows y yo.

En mis manos llevaba la cartera de Rose con sus pertenencias y en mi cabeza había grabado la dirección de su apartamento porque quería ir a verlo. Le pedí a la agente que me dejase en él, que luego yo me iría a la sede del FBI a la hora que acordáramos.

Aunque ya sabía lo que había en la cartera de Rose, volví a abrirla mientras ella conducía. Un lápiz labial color rosa, un espejo, un pequeño portacarné de modelo antiguo y de cuero negro, donde estaba la licencia de conducir, su identificación, algo de dinero suelto y un papel rasgado y en blanco. En la cartera también estaban las llaves. Eran cuatro y ninguna se veía nueva. Me quedé mirando la foto en la identificación de Rose y entonces lo supe. El cadáver no era de ella. La línea del pelo era diferente. A pesar de que el rostro de la mujer del accidente estaba desfigurado, podía verse que poseía el llamado «pico de la viuda» y Rose no contaba con esa forma en la línea de nacimiento del pelo. Ahora lo confirmaba y la recordaba mejor, viendo la fotografía. Tal vez sí tenía un pequeño pico, pero no tan marcado como la muerta. Habría que conocerla para estar segura tal como yo lo estaba. Los agentes no debieron de notarlo. Mi intuición me decía que continuara afirmando que el cadáver era de Rose porque las autoridades la acusaban de asesinato. Era mejor que siguieran pensando que se trataba del cuerpo de mi hermana.

¿Por qué un papel en blanco? ¿Quién guardaría algo así? Y si fuera posible… recordé uno de los trucos preferidos de Rose, el que incluía un papel que aparentemente no contenía ninguna escritura. ¡No podía esperar! Tenía que comprobarlo. Guardé el papel en mi cartera y miré por la ventanilla. Allí cerca estaba la solución: Jeffrey Hamburguesas.

—Estoy mareada. Con todo esto, no he comido nada. Podría dejarme allí. —Señalé el local—. O si quiere, viene conmigo. Debo comer algo aunque no quiera.

—Me parece bien. La acompaño y luego la dejo en el apartamento de su hermana —respondió.

Entramos en Jeffrey y la agente Willows me dijo que iría al baño. Asentí y me dirigí a una de las mesas mientras ella caminaba al servicio. Me senté y pedí algo a la chica que atendía, pero una vez que perdí de vista a la agente le dije que necesitaba descubrir un enigma que mi hija me había cifrado. Que si podía ir con ella a la cocina para poner calor sobre un papelito que «Vicky» (me inventé ese nombre) me había dado. No pareció sorprenderse. Creo que cosas más raras le debían haber pedido. Entonces, vigilando que la agente no volviera aún, seguí a la chica y una vez dentro de la cocina saqué el papelito y lo puse sobre la llama de uno de los fogones. Esperé, sintiendo que las gotas de sudor me bañaban la frente.



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